3 de febrero de 2018

LA ACTUAL CDMX DE MANCERA

El martes, por ahí de las dos y cacho de la tarde, dos personas se subieron  casi en la esquina del Metrobus Dr. Gálvez, uno le puso la navaja al chofer en la garganta: − ¡Cierra las puertas y avánzale cabrón! El otro, con la pistola dentro de la chamarra fue el que habló:

    Yo soy el líder de los dulceros de por aquí, mis muchachos me pagan para darles protección, pero ayer una rata se subió aquí así como nosotros y balaceó a uno de mis muchachos, ahorita está hospitalizado y no tengo para pagar todo, ni el hospital ni el poli al que le pagamos cuota nos quieren hacer paro, así que si no nos ayudan le van a ir a hacer compañía a mi muchacho.

El de la navaja le quitó al chofer lo que llevaba en la marimba luego le pasó charola a los de enfrente, el que habló empezó de atrás para adelante, y sin mencionar las manoseadas que les dieron a las mujeres, sí, a los que no traían o no le daban dinero les quitaron el celular.

El miércoles, como a las tres de la tarde, antes de que el camión agarrara El Pedregal, se subieron otros dos, el primero se fue hasta atrás y el que se quedó enfrente sacó la pistola, un pasajero intentó bajarse y el del arma lo agarró para sentarlo de un golpe en el pasillo.

    − Todos cooperando y aquí nada pasó.

Se bajaron antes de entrar a El Pedregal.

Hoy una compañera de la Universidad que vive por Barranca del Muerto estaba contando que ayer escuchó los balazos del camión que iba enfrente de ella y alcanzó a ver cómo dos tipos se bajaron corriendo, el tránsito se detuvo. Cuenta que todos los pasajeros decían lo mismo:

        − Lo mataron porque no traía nada para darles.

Que incluso después de balearlo los rateros lo revisaron de pies a cabeza, y en efecto, no traía nada, ni celular. Hoy la chica tenía miedo de regresar a su casa.

A otro compañero de la Universidad, hace unas horas, sin temerla ni deberla, le balacearon su casa.

En febrero del 2017 me encañonaron en pleno Periférico a las seis de la mañana porque el celular que me estaban robando era “una chingadera” para el ratero. A finales del año a una compañera la asaltaron justo enfrente del Colegio de México.

En los periódicos se habla no ya sólo de asaltos, sino hasta de unidades de transporte público quemadas, y de violaciones.

Las desapariciones forzadas, el asesinato a periodistas y sociedad civil, el incremento de la inseguridad a nivel nacional fueron realidades de la militarización que Calderón impuso, nuestro actual Ejecutivo, con su acostumbrado cinismo,  hace oficial, y con fanfarrias, la continuación de la dictadura  −seguramente con  playera blanquiazul para jugar a la alternancia− aprobando la Ley de Seguridad Interior. Mientras, la policía de la ahora CDMX brilla no sólo por su ausencia sino por llevar la corrupción a niveles que quizá ni el Negro Durazo imaginó.

Si además de esmerarse en privatizar la Ciudad y hacer gala de esa vanidad que abrumaría al mismo Narciso, Miguel Ángel Mancera hubiera cuidado un poquito al extinto DF  en vez de apuñalarlo la Ciudad no sería la tragedia que es hoy.

Gracias a Mancera hasta el más ateo, hoy por hoy, trae el Jesús en la boca mientras va por las calles de esta Ciudad. Leer La Virgen de los Sicarios en el transporte público de la mancerista CDMX supera por mucho el miedo psicológico de haber leído Eso de Stephen King y luego meterse a bañar o encarar a un payaso.

Da miedo ver que la expareja sentimental de este hombre (con departamento de casi un millón de dólares en Miami) quiere quedarse a cargo de la Ciudad que él masacró, sin embargo, quien sea que llegue a gobernar lo que un día fue el DF se encontrará un lugar hecho pedazos, reconstruirla parece más bien una tarea casi imposible.

Entregarla legalmente al crimen organizado a través de las siguientes elecciones es quizá parte de las esperanzas neoliberales de PRI, PAN y PRD, por ello, en estas votaciones el chilango tendrá que renacer o aceptar que ya es otro Estado de México, una ciudad más a merced del crimen organizado desde los partidos políticos que han llevado al país a ser la piltrafa que es hoy.





1 de enero de 2018

EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR MEXICANO

A diferencia de otros países de América Latina, México no ha pasado por una dictadura explícita, es decir, los más de setenta años que el PRI se mantuvo en el poder de manera ininterrumpida, incluyendo todos los fraudes y asesinatos cometidos dan coherencia a las palabras de Vargas Llosa: "México es la dictadura perfecta […] Tiene las características de la dictadura: la permanencia, no de un hombre, pero sí de un partido. Y de un partido que es inamovible"[1]. No se equivocó, ese partido único  encontró que cambiándose la playera podía disfrazar su inamovilidad. Los colores blanquiazules demostraron en tan sólo dos sexenios a la tricolor camiseta que el país aguantaba mucho más de lo que ellos había creído en años, el PAN destruyó al país lo que al PRI le hubiera tardado al menos tres o cuatro estancias en Los Pinos; el inicio de las privatizaciones al por mayor y de la militarización fueron los puntos ejes de esa docena trágica.
“La guerra es la continuación de la política por otros medios”[2] exponía un estratega  y muy estructurado Clausewitz, así, con una nula política para encarar el problema del narcotráfico, quizá la guerra peor planeada en toda la historia lleva a uno a especular si el autor de La Estela De La Corrupción lejos de querer erradicar un problema enorme quería más bien acaparar el mercado para él y los suyos.
En el 2012 el PRI regresó a sus colores originales, para no quedarse atrás y llevar a otro nivel la cátedra neoliberal que el PAN dio, las reformas estructurales del actual presidente han buscado la privatización del país, incluso de su educación. Y con la nueva Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, la explotación de bosques y selvas en el país ya es también una realidad. Y como olvidar a  Mancera, que resultó más priista que Beatriz Paredes, no sólo casi duplicando el precio del boleto del metro, sino que logró la privatización de varias calles con sus parquímetros,  sin contar que su maravillosa idea de cambiar el nombre de DF a CDMX no sólo no solucionó el problema de la inseguridad sino que al desatender algo crucial por su afán de querer crear una marca comercial y seguir siendo portada de revistas tipo Vanidades o las cosas se pusieron mucho peor:

“Información de la Procuraduría General de la Ciudad de México revela que, de enero a julio de 2017, se denunciaron en total 115 mil 34 delitos del fuero común. En promedio son 547 nuevos delitos denunciados cada día, o lo que es lo mismo, un nuevo ilícito reportado cada tres minutos.
Lo anterior significa un incremento general de la incidencia delictiva en la ciudad del 12.7% en este año, en comparación con 2016. De enero a julio del año pasado se habían denunciado casi 14 mil delitos menos que en 2017.
Lo anterior sin olvidar que, de acuerdo con datos del INEGI, el 90% de los delitos en realidad no se denuncian, y no aparecen en los registros oficiales”.[3]

Sin embargo ahora también pareciera que a la dictadura se le agotó el disfraz. Ante el manifiesto descontento de todo el pueblo y de que otro fraude electoral está siendo anunciado con marquesinas luminosas priistas, panistas y allegados están alistándose para las elecciones del 2018 terminando de confeccionar el traje nuevo del emperador. Así, previendo que no hay dinero que alcance, por ley, han hecho ahora de las fuerzas armadas el  ejército particular del presidente.
En pleno post terremoto del 19 de septiembre el músico Hikuri PM decía: “Ante lo evidente... El problema con las fuerzas armadas es que prestan juramento de lealtad al Ejecutivo; no al pueblo de México”. Y así es, independientemente de todo el robo descarado que los políticos hicieron de las donaciones que personas, empresas y ayuda internacional dio, ahora por ley (y previendo la inconformidad, y habiendo visto como el pueblo es capaz de organizarse) las desapariciones forzadas ya no lo serán, ahora es una facultad de las fuerzas armadas, cualquier manifestación pacífica podrá terminar con más de 43 desaparecidos porque la ley así lo estipula.
Decían que las redes sociales no eran un medio para formular un cambio, incluso hubo spots que trataron de convencernos de ello, que postear o compartir algo no cambiaría en nada las cosas (los productores de La Rosa de Guadalupe queriéndole corregir la plana a Don Manuel Castells), el 14 de diciembre del 2017 por iniciativa de los diputados del PRI se aprobó la modificación al Código de lo Civil, y ellos mismos tuitearon: “Aprobada reforma al Código Civil Federal para precisar que se considerará como hecho ilícito la comunicación, a través de cualquier medio, de un hecho cierto o falso que pueda causar deshonra, descrédito, perjuicio o exponer al desprecio de alguien. Pasa al Senado #LoHacemosPorTi”.  Es decir, denunciar actos de corrupción ahora es ilegal. Si ya el periodismo serio era un acto de valentía absoluta, en este país donde el gobierno asesina periodistas veraces en vez de encarcelar delincuentes, ahora difundir la verdad es un crimen.
Decir la verdad ya está prohibido, Bertol Brech escribió: "Bajo los gobiernos que prodigan abusos, razonar se considera cosa vil […] pensar, en general, se considera cosa vil y desacredita. No se enseña a pensar y donde el pensamiento se manifiesta, se persigue”[4].  Por eso la reforma al Código Civil Federal, que los diputados del PRI cacarean con alegría, prohíbe difundir la verdad, por eso la Ley de Seguridad Interior  desaparecerá o asesinará a todos aquello que se atrevan a razonar y manifestar su descontento.  Así, por absurdo que pueda parecer, hemos llegamos al punto donde pensar y decir la verdad está prohibido por la ley.
México no había tenido una dictadura abierta, quizá la preocupación de los gobiernos panistas por eliminar materias de humanidades era esto, desconocer la historia, no sólo la propia, sino la del continente.  Nos toca presenciar un momento histórico, si bien la sangre ha venido corriendo desde hace años, nunca se había hecho público y “por ley” que el gobierno tuviera derecho a matar al pueblo.
Cuando Dalí regresó a España de su viaje a México dijo que jamás volvería porque no soportaba que un país fuera más surrealista que su obra. Cuando por fin las fuerzas armadas lograron abatir al “Ojos” de Tláhuac no fue poca la población que mostró abiertamente su solidaridad con él porque “apoyaba a las personas”. Más de 500 años han pasado de la conquista, pero al parecer a los mexicanos se nos quedó lo agachón como táctica de supervivencia, y a falta de Zapa o Villa,  pareciera que la única esperanza del pueblo mexicano, tan malinchista, es que alguien venga a  salvarnos; aunque si al final resulta que de los narcos (no del narcopolítico) sea de quienes nazca la nueva revolución podremos recordar a Dalí con creces.
¿Noticias buenas? Probablemente en este mundial el PRIAN compre la Copa del Mundo para México, con eso al pueblo que grita más fuerte y unido un gol o un “no era penal” que la denuncia de bebés quemados vivos, indígenas masacrados, violaciones, asesinatos, desapariciones, y que soporta la nula seguridad social además de precios exorbitantes en comparación de un salario mínimo que parece más bien burla, le sobrará para olvidar la indignación y un sexenio más de dictadura.






[1] El País, Vargas Llosa: "México es la dictadura perfecta", en: https://elpais.com/diario/1990/09/01/cultura/652140001_850215.html [consultado el 26/12/2017)
[2] Clausewitz, en: Raúl Benítez Manaut, La teoría militar y la guerra civil en El Salvador, UCA Editores, San Salvador, 1989.
[3] Arturo Angel, Inseguridad crece en 11 delegaciones de CDMX; Tláhuac y Cuauhtémoc, con la mayor alza criminal, en: http://www.animalpolitico.com/2017/08/inseguridad-delegaciones-cdmx/ [consultado el 26/12/2017]
[4] Bertol Brech, Cinco dificultades para quien escribe la verdad.

9 de octubre de 2017

S19

Los políticos sabían que todos los edificios que colapsaron con aquel sismo habían sido hechos por empresas fantasmas o por empresas de ellos, el negocio inmobiliario les resultó no sólo una excelente forma de lavar su dinero, sino de hacer más. En su momento comprar todos los permisos les fue fácil, primero lo hacían “por las buenas” le ofrecían una fuerte cantidad a la persona responsable de expedirlos, si por alguna razón, incomprensible a los ojos del corrupto, la persona de aquella dependencia por ética profesional negaba los permisos necesarios, entonces escalaban el soborno no sólo para conseguirlo, sino para que también aquel sujeto que jugaba al honesto tuviera su respectiva reprimenda y agilizara todos los tramites hasta remitir el papel necesario.

– Es que señor, en verdad, si ese edifico se construye así puede caerse en cualquier momento, cualquier ingeniero de primer año lo sabe.

– ¿Y a ti qué cabrón? ¿Qué no sabes que business for business? Ahorita mismo le das todo al diputado, lo que te pida, o te me vas a la chingada.

Así que no quedaba más, la parte del dinero que pudo haberse utilizado en cimientos, materiales adecuados, planos bien hechos, compra de terrenos propios para construir, era regado por miles para conseguir los papeles y estar “dentro de la ley”, no fuera a ser que les pararan la obra, o peor: no pudieran vender al precio que querían por no tener todos los documentos en regla.

– ¿Y si alguien de su familia viviera ahí Inge? En serio, quieren construir  un edifico de diez pisos sin cimientos para uno de tres, y con los materiales que quieren usareso es una tumba gigante.

Cuando definitivamente el responsable no cedía a agilizar los permisos, a falsificarlos institucionalmente, simplemente era despedido por cualquier razón, subían a otro que quisiera dinero fácil y todos contentos. Como fuera, “los jefes” nunca se manchaban las manos de forma directa, tenían bien claro que eran los subordinados responsables de aquello quienes debían de firmar todo por si en algún momento hubiese un  problema.

Para construir edificios gubernamentales, algún puente o carretera, era igual, lanzaban las licitaciones previamente vendidas, si la empresa que levantaría la obra no era la de ellos la repartición de aquello ya estaba acordada de antemano. Con lo que quedaba del dinero repartido sólo se podían construían obras de la peor calidad, pero al final ahí estaban, y fuera la obra que fuera era inaugurada con bombo y platillo.

Cuando el sismo del 19 de septiembre del 2017 ocurrió, todas las obras que habían sido construidas con permisos falsos y licitaciones vendidas se cayeron: puentes, carreteras, edificios, escuelas, unicidades habitacionales enteras donde el departamentito más económico de treinta y ocho o cuarenta metros cuadros y con un cuarto tenía el precio de casi un millón, obra que en realidad no había costado ni los cien mil pesos.

Los políticos sabían que de alguna u otra forma, directa o indirectamente, estaban relacionados con todas esas obras, así que lo primero que hicieron fue declarar públicamente que la base de datos de Seduvi, organismo que fuera el responsable final en el registro  de construcción en cuanto a permisos y reglamentación, había desaparecido; se borró por el sismo, dijeron.

Aquello los liberaba de cualquier compromiso legal, ni siquiera se arriesgaron a borrarla realmente, sólo lo declararon, eso bastó para que ya no corrieran riesgos y sus amigos tampoco. Pero ahora había que hacer algo más si querían que el negocio no decayera, las muertes eran lo de menos, pero si por eso ya no podrían seguir haciendo negocio en el ramo inmobiliario y de construcción ¿dónde más podrían lavar su dinero y multiplicarlo a manos llenas a la vez? 

La cosa se salió de control, mientras algunos diputados y senadores que tenían este problema estaban preocupados por cómo solucionarlo, otros, los que tenían aspiraciones políticas más altas, al igual que presidentes municipales, alcaldes, regidores, delegados, secretarios o jefes de algún órgano, y que ya habían seguido el ejemplo del partido desviando todos los recursos posibles, no sólo económicos, sino de las donaciones en especie, con ayuda del ejército y la marina, estaban también preocupados por las fotos y videos donde se les veía haciendo aquello. Sacrificar personas de las fuerzas armadas era lo de menos, para eso estaban desde siempre: desaparecer y matar estudiantes, periodistas o a quienes se les ordenara, ahora era lo mismo, sólo que en un escenario distinto. Además ellos, los “listos” ya hacían también su pequeño botín saqueando comercios y casas.

– Aquí el problema es que la realidad se nos vino encima literalmente. Las fotos de los muertos, de los robos, de los saqueos… La gente ahora sí no nos la va a perdonar. –Decían muchos de los diputados, o senadores, o politiquillos.

Tenían razón en estar preocupados, aquel sismo dejó al descubierto total la inmensa corrupción, era cuestión de días, máximo meses, para que la impunidad de la que habían gozado por años se terminara.

– Aquí no va a pasar nada porque nada ha pasado –dijo uno de los Secretarios  con más carrera– No sé de qué se preocupan, ahorita es cuando hay que hacer negocio, no sean pendejos. Todos tienen a su disposición a gentes del DIF, o de sus delegaciones, a culeros de la marina o pendejos del ejército, que todo se haga como siempre, agarren todo, todo, pero todo. Todo se guarda y vamos etiquetando con el logo del partido, las votaciones están cerca y es momento de llenar las arcas. Hay que hincharnos, ahorita es cuando. Olvídense de andar repartiendo gorras y playeritas, todos los muertos de hambre que lo perdieron todo darán su voto por un bolillo duro, la democracia jamás ha sido tan redituable.

– Pero señor Secretario ¿y las fotos, y los videos?

– Los traidores a la patria, y la patria somos nosotros, que siguen sacando fotos y videos, todos son periodistas, entonces a todos trato de periodistas chingada madre, no sé de qué se asustan, llevamos desaparecidos… ¿cuántos mi Coronel?

Y así fue, la desaparición, sobre todo de jóvenes que seguían documentando y registrando el desvío de recursos comenzó a los pocos días. Algunos alcanzaban a subir lo tomado a redes sociales pero igual aparecían muertos días después. Otros, increíblemente, lograban compartir su localización en Campo Marte o en alguna zona militar, pocos fueron los que lograron, de alguna increíble manera, transmitir las torturas a las que se les sometía “por traidores a la patria”. Después llegamos a pensar que eso era más bien grabado por los mismos soldados.

Aquello despertó la indignación, pero como siempre, pudo  más el miedo,  antes de cumplirse el medio año de aquel sismo ya casi nadie hablaba de los víveres que el gobierno había robado con ayuda de las fuerzas armadas; y con toda la ayuda se hizo lo mismo: herramientas, casas de campaña, ropa, todo, todo lo que incautaron fue repartido en el periodo de campañas.

Pero la gente recibía aquello, por primera vez, más con miedo que con ingenuidad o ganas de votar. Ya no era el “mito” de la Guerra Sucia donde la gente era aventada al mar desde los helicópteros del ejército, donde se hubieran quemado y desaparecido poblados enteros, no eran estudiantes procomunistas o prosocialistas asesinados en plazas públicas, ni siquiera eran los indígenas masacrados brutalmente. Eran los videos en pleno siglo XXI donde se veía cómo el Estado desollaba vivos a jóvenes y niños, cómo violaba a hombres y mujeres por haber cuestionado, así qué, mejor recibir sin cara  aquellas cosas con olor a muerte, las que nunca llegaron a quienes les hubiera salvado la vida ¿para qué exponerse?

– La gente tiene miedo, y el problema es que el miedo se transmite.

– Eso es bueno, así hemos gobernado siempre –Decía el cada vez más radiante Secretario.

– Sí, pero ahora es distinto, el 19 de septiembre sigue presente, todo: los derrumbes, los muertos, todo lo que robamos.

– Nosotros no robamos nada, nada se cayó, nunca pasó nada el 19 de septiembre del 2017.

– ¿Cómo?

Aquel secretario, futuro presidente tricolor, lo tenía bien claro.  El ejército recibió órdenes de dejar de desaparecer personas, finalmente eran votantes. Las gente recobró un poco de valor y comenzó a dar un segundo aire a la indignidad, volvieron a subirse las fotos y videos; es lo que el Secretario había previsto.

Él fue quien creo un nuevo Ejército de Bots como nunca nadie antes lo había imaginado, esta vez no eran chicos sin estudios dispuestos a lamer las botas necesarias para obtener cualquier puestecito, el Secretario reclutó a los mejores y más mercenarios psicólogos, pedagogos, sociólogos, y hasta historiadores, muchos de ellos graduados en las mejores universidades extranjeras para que, trabajando junto con diseñadores y realizadores brillantes, con un discurso firme y “congruente”, pudieran desmentir esas fotos y videos, Más que banear cualquier video o foto de los edificios que sepultaron gente viva, o de los robos del ejército y la marina, o de todos los muertos, la táctica era desmentirlos, subir fotos editadas que demostraran que ese día, esos días, nada había ocurrido, para al final convencer que la foto editada era la de los que denunciaban y no la de los Bots. Increíblemente, aún las personas que habían vivido aquello, al final se sumaban a las voces que decían que nada había pasado en esos días, lo creían de verdad, los habían convencido.

Ese mismo Ejército sirvió después a otros fines, todos los políticos, pudieron seguir secuestrando, violando, tratando blancas, robando y asesinando incluso mientras sonreían a la cámara, el Ejército del Secretario entraba en cuanto el video estaba al aire, colgado en la red, y era al final desmentido públicamente con el video o fotos que ellos habían prefabricado.

Increíblemente la gente llegó a convencerse de que aquel 19 de septiembre del 2017 y sus días posteriores habían sido tan normales como cualquier otro día. Cuando hablaban de familiares muertos por aquellas fechas estaban convencidos que fue por algún accidente o por enfermedad. Los mismos jóvenes y todas las personas que en aquellas fechas hubieran salvado más de una vida se convencieron paulatinamente que nada había ocurrido, además las fotos en la red, las que el Ejército de Bots había incrustado para ser las únicas como verdaderas,  así lo demostraban.

Los periódicos tal y como los conocíamos entonces, imposibles de ser alterados, fueron suprimidos por el Estado, se prohibió que se publicaran ediciones impresas, sólo podían hacer pública una versión en línea previamente autorizada por Gobernación. Si algún blog o periódico independiente subía información real era atacada en cuestión de segundos por el Ejercito Boot.

Las personas que lograron rescatar algunos periódicos de aquella fecha, y de otras, del incendio que el Gobierno convoco y nombro “Fuego Patrio” fueron guardados por sus dueños de la manera más celosa posible, algunos incluso, confiando en la privacidad de los bancos preferimos resguardar nuestras ediciones en las cajas de estos.

Una vez más Gutenberg nos dio una esperanza, fueron varias las ediciones físicas que logramos publicar de forma clandestina. Sin embargo aunque el Ejército Boot es hoy la mejor arma de todo el Estado ni los marinos ni los soldados han desaparecido, cualquier imprenta que logran encontrar es destruida hasta hacerla ceniza, afortunadamente todos los que hemos estado involucrados en esas ediciones hemos podido escapar con vida.

Hace un par de semanas la ejecutiva del banco donde resguardaba todos mis periódicos me llamó de forma privada, han pasado los años y hasta ahora los servicios de inteligencia han pensado en ir a buscar donde muchos pensamos no entrarían. Al día siguiente fui a sacarlos, afortunadamente las apariencias siempre engañan y todos en el banco pensaron que estaba sacando la fortuna que ahorré en vida, quizá no estén equivocados.

He ojeado cada periódico, las hojas ya están amarillas, las fotos que en internet se catalogan como fake son las mismas que están aquí impresas. Aquello fue real, lo juro, hubo muerte, hambre y mucha desesperación.

Tengo periódicos que hablan no sólo de aquel terremoto, sino de la desaparición de estudiantes que el Gobierno realizó, las violaciones y asesinatos que el ejército y la marina hacían. Están las fotos, los testimonios y las crónicas de todo lo que el Gobierno nos ha hecho, y en la red se dice que todo ha sido falso, las fotos y videos que suben “demuestran” que nunca ha ocurrido nada.

En verdad, no miento, en aquellos años, en el sismo del 19 de septiembre del 2017, la televisora que impuso al entonces presidente, quiso distraer a todo el pueblo de la tragedia inventando una niña, mientras friccionaban el rescate de una menor que nunca existió la marina y ejercito dejó morir a otros niños y adultos reales, incluso llegaron a prohibir que la gente ayudara. Luego, cuando la farsa se supo, reencausaron la atención a una perrita, la niña falsa la nombraron Frida Sofía, a la perrita rescatista le quitaron el segundo nombre, así de faltos de imaginación andaban, luego el pobre animal fue el foco televisivo. Por eso el Ejercito Bot los superó en todo.

Creo que somos pocos los que aún tenemos memoria en este país. Mejor los otros países nos recuerdan de vez en cuando todo lo que hemos sufrido, pero ese maldito Ejercito de Bots logra que el patrioterismo surja en cuestión de minutos en la red y son los mismo mexicanos, el pueblo entero, quienes salen a decir que eso que subieron ya sea desde Francia, desde Inglaterra, España, Chile, Argentina, no importa el país que quiera quitarnos el alzhéimer, es falso, que mienten, que en México siempre ha habido paz, nunca hambre, nunca injusticia, ni muertes, ni desapariciones. Los políticos supieron capitalizar bien nuestros traumas nacionales “¿porque un extranjero va a venir a enseñarme?”

Haber dejado todos estos periódicos en suelo mexicano era condenarlos y condenarme. Cuando pasé por los rayos equis del aeropuerto y los jóvenes oficiales vieron los diarios dentro de las maletas no supieron qué eran, los miraron con extrañeza sí, pero ni siquiera preguntaron. Pensé que sería más difícil y peligroso sacarlos. Mi única esperanza es que algún día, alguien, de alguna forma, recupere la memoria y pueda ayudar a los demás a recuperarla.

Estoy seguro que en cuanto pasen unos segundos de que suba esto a la red el Ejército de Bots atacará y ustedes, mexicanos, como desde hace muchos años, suscribirán a ellos y  dirán que todo lo narrado aquí es falso.

Por la geolocalización pueden ver que publico esto desde otro país, he entregado a la embajada de éste todos los periódicos que pude rescatar así como todas las ediciones impresas que logramos editar antes de que el Estado mandara a desaparecerlas, aquí pueden encontrar la verdad histórica que nuestro gobierno mexicano ha tomado tanto esmero en borrar.

Así es, hoy no estoy en México, me encuentro a salvo, este año se conmemoraba el terremoto del 19 de septiembre de 1985: “el único terremoto en la historia de la ciudad” pero he visto que el día de ayer, cuarenta y cuatro años después de aquel terremoto del 2017 (que sí existió) un nuevo sismo los ha vuelto a destruir. La corrupción, la impunidad y todos los crímenes de Estado no sólo no desparecieron en aquel entonces, sino que aumentaron y comenzaron hasta a ser respaldados por la población. El problema es que así como en aquel año la gente despertó y luego el Gobierno, usando todos los medios y recursos posibles, logró llevarla a un letargo terrorífico, no sólo a los que vieron caer edificios sobre sus cabezas y sobrevivieron, sino a las generaciones posteriores, estoy seguro que a pesar del número de muertos que hoy hay en mi país nada cambiará para bien a menos que la memoria histórica logre recuperarse, a menos que el miedo que el Gobierno instaurará a través de todos sus brazos logre vencerse. A menos que la gente se dé cuenta, por fin, que ese Gobierno es una de las peores dictaduras en la historia de la humanidad.

No es un sismo, o tsunami, ni ningún desastre de la naturaleza lo que acabe con el país, es su clase política quien hará que desaparezca, son sus políticos quienes desde siempre lo han venido desmembrando, y hasta que el día en que el pueblo se canse, ellos seguirán apilando los cadáveres de quienes, por educación, prefieren morir sin luchar. 

3 de octubre de 2017

LA ESCUELA QUE VEO (Y VIVÍ)

Siempre la entendí, o la viví, como un método de control, una especie de órgano con vida que te impedía expresarte, imposible tener dudas de nada y manifestarlas so pena del castigo correspondiente a esa interrogante. Soporté en ella a muchos de los más grandes imbéciles que he conocido en la vida: Mendoza, Bruno, José Luis, Balandra, Grisell, y muchos otros y otras.

Vi como en ella, desde secundaria hasta Bellas Artes, se fomentaba y respaldaba la pederastia, la drogadicción, la prostitución y la corrupción, desde el pseudoprofesor que cobraba quinientos por un seis o siete en cada examen, hasta los que cobraban a las chicas diferentes tarifas que iban desde verles las piernas hasta el acoston.

He visto a chicos y chicas rendirse ante el sistema escolar,  dice Durkheim que “La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas que no han alcanzado aún un grado de madurez suficiente para desenvolverse en la vida social. Tiene por objeto el suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales, que exigen de él tanto la sociedad política tomada en conjunto como el medio especial al que está destinado particularmente” Vi cómo esa educación escolar era primero rechazada y luego asimilada y ejecutada por la mayoría.

No hablo propiamente de un horario, de un uniforme, de las reglas (muchas de ellas incomprensibles) sino de esa investidura que la escuela le da al “profesor” o “profesora” para ejercer toda la violencia posible sobre el alumno, y transformarlo en eso que el sistema requiere. Bourdieu no exageró, el actual sistema de violencia simbólica ha podido, y puede más, que los golpes.

Decía Nietzsche “entre ellos pero no de ellos” Me sobran los dedos de las manos para contar a los infiltrados de las aulas, a los verdaderos maestros y maestras que están ahí no para someter o transmitir el miedo, sino el conocimiento verdadero y una rebeldía consiente, no de panfletos improvisados ni improvisada, esos que hablan y entienden la educación y su ciencia como un medio de formación humana antes que otra cosa: teatro, matemáticas, historia, literatura, sociología, no importa cuál sea la materia, quien tiene verdadera formación humana y no ha sido sometido por las mieles de la institucionalización actual coincide en que su ciencia, cualquier área de conocimiento, antes que nada debe servir no para simplemente conocer algo, mucho menos para fanfarronear de lo leído y aprendido, sino para hacer de la persona una persona mejor.

Shakespeare se queda en anécdota sino te hace mejor persona, una ecuación, una teoría, cualquier autor o ejercicio físico o mental aplica exactamente igual. Por eso hay quienes han preferido tergiversar la historia y hay quienes aceptan enseñarla así: adultera, porque ellos han cedido ante los mitos que el poder ha diseñado para sostener una estructura corrompida que les permita la mayor inmunidad e impunidad, porque a esta actual institucionalización le sirve más que las personas memoricen una pseudohistoria, donde han podido transformar a las personas en personajes que dan la moraleja que ellos quieren,  la deshumanización es indispensable para la industrialización, el neoliberalismo no acepta cuestionamientos a no ser que se sometan a plazo fijo y con intereses redituable.

Ya Gramsci cuestionaba esa poca relación que tenían las aulas con la vida real. Si un profesor o profesora de cualquier materia, desde química hasta educación física, pasando por cualquier asignatura, no tiene la capacidad de responder a: ¿y eso cómo se aplica en la vida? O ¿y eso qué tiene que ver con la vida real? No debería de tener el derecho de estar frente a grupo; sin embargo se entiende que prácticamente ningún “docente” pueda hacerlo, porque ellos son parte del problema, de esas pequeñas piezas que el sistema ordena, ellos también fueron manufacturados con esa educación bancaria de la que Freire hablara, y sí, nadie puede dar lo que no tiene. El problema de no someterse, como alumno, ya se sabe: desde reportes y calificaciones reprobatorias, hasta expulsiones, incluso no ya de una escuela, sino del sistema escolar mismo. “Sistema” quizá la versión a pequeña escala de la macro podredumbre.


La sacudida al sistema

El pasado 19 de septiembre de este año, así como en otros, por la mañana, se hacía un simulacro en varios lugares, entre ellos escuelas, en memoria al terremoto ocurrido en el D.F. en 1985 donde miles de personas perdieron la vida. Muchos de los docentes que he conocido a lo largo de mi vida han sido incapaces de transmitir no sólo las medidas de seguridad que deben seguirse durante un temblor, sino que aun habiendo vivido aquello en carne propia nunca pudieron transmitir el duelo de ese año, la conciencia y la empatía hacia otros, más de una vez, en años anteriores, en algunos colegios me tocó escuchar a chicos con comentarios como “y a mi qué” afortunadamente muchos de ellos cedieron a escuchar e interiorizaron ese qué.

Treinta y dos años después de aquel mortal 85, este años, horas después del simulacro, la Ciudad de México (así como otros estados de la República), se vio nuevamente estremecida por un terremoto que dejó pérdidas no sólo inmobiliarias, sino humanas, sin embargo, contrario a lo que podrían haber pensado muchos son los jóvenes quienes han salido a las calles para ayudar. Obreros, amas de casa, oficinistas, y más, junto con miles de jóvenes, se organizaron sin necesidad de nadie (sobrepasando por mucho a un Gobierno no sólo inoperante sino al parecer inexiste) para rescatar a personas que habían quedado entre los escombros, juntar víveres, llevar y traer ayuda, difundir información.

Muchas actividades se suspendieron, más de una empresa tuvo que cambiar su lugar de operaciones por los daños que sufrió el edificio donde laborara, y hablo de las empresas consientes, porque más de una trasnacional ha negado, aún con cuarteaduras de metros, que sus inmuebles tenga daños severos ¿laissez-faire?, miles de personas han quedado sin hogar, otras sufrimos grandes daños en nuestras viviendas, y las construcciones que sirven como escuela no son la excepción.

Si bien una primaria, secundaria, preparatoria y hasta universidad, pueden ser lugares exentos de la ley en el sentido que en ellos puede ejercerse la discriminación, la corrupción, el maltrato, la humillación y muchas otras situaciones que atentan contra la integridad de la persona porque el sistema las protege, también es verdad que por muy grande que sea ese sistema no puede proteger a esos lugares de desastres como el que ocurrió el pasado 19 de septiembre.

Apenas a dos días, el actual secretario de educación ya hablaba de reanudar clases. Si bien no todas las escuelas se cayeron como el ahora famoso colegio Rebsamen (pobre Don Enrique, se ha de estar revolcando de saber en lo que su apellido se usara) o mejor dicho, no lo sabemos, ya que no se ha hablado de escuelas en otros estados o lugares que las televisoras no consideran propios para obtener rating, y hay que recordar que aún hay lugares donde internet no llega ¿qué pasa con los posibles daños estructurales que sufrieron los edificios? ¿Con la integridad y seguridad de los que ahí dan y toman clases?

Son los jóvenes quienes hasta este día no han dejado de marcar la pauta, por lo que sea: porque no trabajan, porque no tiene otra cosa que hacer, porque papá o mamá los mantiene, porque las mangas del muerto. Son ellos los que han sido imparables 24 x 24. Sin embargo esta apremiante necesidad que las autoridades manifestaran por devolverlos a la escuela habla también del miedo que el Gobierno les tiene ¿de qué otra forma controlar a toda esa masa que está ayudando a salvar vidas sin cobrar, sin tener a un coronel o teniente a quien rendirle informes de las labores propartidistas y capitalizar cualquier acción? ¿Cómo controlar a los que no dejan de grabar los hechos de corrupción por parte del DIF, gobernadores, alcaldes municipales y fuerzas del orden? ¿De qué forma controlar a esos mal educados que reportan y cuestionan el desvío de la ayuda solidaria? Si Díaz Ordas viviera habría solucionado esto haciendo otra masacre, y quizá el actual priismo ya lo pensó, pero a diferencia de 1968, el mundo ahora está viendo, casi en tiempo real, lo que ocurre en México gracias a las redes sociales, por muy omnipresente que el actual Estado sea no puede controlar las millones de cuentas en facebook y twitter, secuestrar y asesinar periodistas es una cosa, pero matar a más de una generación de mexicanos que está viendo por México es muy diferente a sólo desaparecer a 43.

El Gobierno tiene una gran urgencia en que los jóvenes regresen a clases, entre más tiempo se les permita estar ayudando en la actual desgracia menos podrán robar, entre más “tiempo libre” tengan estos muchachos la información que difundan será de mayor peligro para ellos, les seguirá haciendo más complicado el camino para desviar todos los recursos posibles, se les seguirá cuestionando públicamente de todos los miles de millones que ya han desviado, así como de la ayuda material que continúan secuestrando para etiquetarla y distribuirla a cambio de un voto o lo que el partido considere vale esa ayuda.

Al igual que los jóvenes, los verdaderos Maestros, esos infiltrados en las aulas, están también en las calles, no en bicicletas o motos, o quizá tampoco levantando las pesadas piedras de la corrupción inmobiliaria, pero se les ve en los centros de acopio, repartiendo víveres, en los hospitales o albergues, ayudando desinteresadamente, llevando a la práctica su materia, ese es el verdadero conocimiento. Y a ellos, también urge regresarlos a un lugar donde estén más controlados.

Los alumnos de distintas universidades estuvieron y siguen estado a la altura  no sólo en cuanto a rescate se refiere, sino en recolección, distribución y organización.

En unos días “todo volverá a la normalidad”, esa normalidad que al Estado le es conveniente. Sin embargo, la única diferencia es que todos esos jóvenes, no importa si son de la UNAM, del IPN, la UPN, la UACM, la UAM, o particulares (que han sobrepasado por mucho a cualquier órgano gubernamental) e incluso los alumnos de prepas y secundarias, ahora tendrán un hecho histórico reciente, vivido en carne propia, ahora a los adscritos del sistema les costará, al menos por unos dos o tres años, responder de manera medianamente adecuada a cada cabeza pensante que cuestione en Cívica y Ética, en Historia, en Geografía, en Física, Matemáticas, o cualquier asignatura.

Lo que estas generaciones de jóvenes vivieron está ya ocasionando un verdadero temblor en la estructura política del país y todo apunta a que continuará con replicas, ahora el problema será observar todos los medios que el Gobierno utilizará para callarlos, para convencerlos de que lo que vivieron no fue real, que sus videos mienten, que ellos son y deben ser sólo alumnos obedientes y que al igual que los adultos no pueden ni deben cuestionar, y menos, mucho menos hacer algo porque las cosas sean distintas, mejores, de bien común.

Esperemos que no ocurra un nuevo terremoto, ni mañana, ni en días o meses, tampoco en 32 años o en muchos más, esperemos que no. Sin embargo sabemos que no estamos exentos, y que si bien la naturaleza es la naturaleza los ecocidios actuales no ayudan a que la tierra se quede quieta. Más que esperar a conmemorar este sismo esperemos que en un futuro no muy lejano podamos recordar este 19 de septiembre del 2017 no sólo como el día del terremoto, sino como el día que México comenzó a despertar.

Aunque nunca faltan los distraídos y desinteresados la verdad es que también el fatalismo no deja de hacerse presente, porque si más de un par de los jóvenes que en estos días ha estado dejándolo todo en las calles, ayudando a más de uno y salvando vidas, si más de un par de ellos llega a votar por refrendar el actual gobierno, entonces sí, ya no hay esperanza.


Y de verdad, aunque quiero creer que todo esto es el génesis de un cambio y que los jóvenes lo conseguirán, logrando encabezar un cambio verdadero y para bien, no tan en el fondo creo que la escuela y el sistema serán, como siempre en este país, quienes ganen, y nunca la gente.

23 de septiembre de 2017

LA PATRIA DEL MILITAR

Me da la impresión que la patria del militar mexicano, y por militar me refiero a todo aquel que forma parte de las filas de las fuerzas armadas: soldado, marino, o como quiera llamársele, es la patria más chaquetera, pusilánime y mediocre que puede existir.

Ese marinerito o soldadito que lo mismo sirve al alcohólico que declara la guerra contra el narco de la manera más estúpida posible, y que una de sus primeras acciones fura desmontar la Agencia de Inteligencia, sirve y jura fidelidad también a un títere copetudo con prepa terminada y licenciatura plagiada.

Son varias las crónicas que documentan el robo y saqueo por parte de las fuerzas armadas, y por parte de policías, en los desastres que ocasionó el terremoto de 1985 en México DF, y es sabida ya la masacre de estudiantes, niños y población civil que Guardias Presidenciales inició en 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco (no invento nada, consta públicamente en los archivos y libros serios).

Hoy sabemos, gracias a diferentes crónicas periodísticas, de las cuales muchos autores y autoras han sido desaparecidos o asesinados, o violadas y asesinadas, que las fuerzas armadas respaldan y velan por los intereses del actual narcogobierno.

Pareciera que el primer requisito para pertenecer a las fuerzas armadas es la pobreza o pobreza extrema porque ¿dónde más puede conseguirse un sueldo mínimo de más de siete mil pesos al mes con primaria trunca? Sueldo que sólo puede ir creciendo si se aprenden a lamer las botas correctas. En este país ¿quién va a decirle que no a ese sueldo si se tiene familia que mantener?

Bonos, seguro de vida, vivienda, alimentación, ¿cómo no doblarse ante eso? Y si bien es cierto que ya dentro, el sueldo sólo puede ir creciendo, no es menos cierto que la educación no lo hará, o lo hará de una forma muy difícil e incluso manipulada a mal. De cultura ni hablar.

No hablo aquí del militar de academia, de ese que el Gobierno Federal tiene que tener correctamente sobornado para no armar un golpe de estado, el militar de academia bien que mal tiene otra formación, él, mínimamente, sabe leer y escribir. Y hasta el ejecutivo le tiene cierto miedo.

El mismo Estado ha creado las condiciones de pobreza extrema, marginación y falta de oportunidades para que más de uno opte por el camino de las armas como única salida, como medio de sobrevivencia, en todo caso sería la armada o el narco ¿la diferencia? Pareciera que al menos el narco tiene un poco más de sinceridad, se reconocen como lacras y rinden servicio a un único patrón, el militar no, él baila al son que le toquen, y si le toca defender, matar, torturar, amenazar o desaparecer a X o Y, va y lo hace, al final, tienen razón, sólo siguen órdenes.

Los marinos y soldados son los brazos musculosos y con pólvora del Estado, del actual Gobierno, y por actual habría que pensarlo desde el de Salinas o Zedillo (con el EZLN por poner un punto de partida, o mejor, con el de Echeverría y su bastarda Guerra Sucia) hasta la caricatura que hoy tenemos por presidente.

El político de ningún partido va a salir a golpear, amedrentar, amenazar o desaparecer a nadie de la población civil, ni su estatus se los permite, ni han entrenado para eso, y menos van a exponerse a que alguien los vea, para eso están las fuerzas armadas; si alguien, aún por equivocación atenta realmente contra los negocios políticos ya se sabe: 43 y contando…

El pasado 19 de septiembre un nuevo terremoto azotó al Distrito Federal (CDMX para los Manceristas) y de forma increíble la Sociedad Civil ha salido a las calles a salvar vidas, se ha organizado no sólo para hacer donaciones, sino para literalmente salvar vidas, ayudar a quienes lo perdieron todo, dar refugio a quien lo necesite. Personas “ricas” están ayudando a personas “pobres” sin pedirles la credencial de elector ni la cédula profesional o el último grado de estudios, y también los “pobres” están salvándole la vida a más de un “rico” sin pedir pal chesco, ni preguntando cuánto ganan. La Sociedad Civil, en cuestión de segundos, dejó de tener clases sociales, colores de piel, grados de estudio, estado civil, o cualquier otro distintivo. El chilango, simplemente, se hizo uno, se está tirando cables y echando la mano lo mismo con comida que con herramientas, trabajo, casa, transporte o lo que sea, la sociedad fue víctima de un desastre natural y la misma sociedad está organizándose para sobreponerse a la catástrofe.

La televisora que puso al actual presidente despliega toda su infraestructura para hacerle la mejor foto posible a los políticos que van y donan una caja de agua, a los que dan una palmadita a quien lo perdió todo, a quien hace la promesa pública de ayudar. La Sociedad Civil, si bien está documentando parte de la catástrofe en redes sociales (lo cual incluye denunciar los robos y arbitrariedades del Gobierno en cualquiera de sus cuerpos), la gran mayoría está más preocupada por ir a los centros de acopio, por ir y quitar piedras y escombros para ver si aún se puede salvar con vida a alguien, es la Sociedad Civil la que está recaudando picos, palas, discos de corte, sierras, comida, agua, etc.

¿Y las grandes trasnacionales a quienes el Gobierno les condona impuestos, que han donado? ¿Y el Gobierno? El Estado desplegó a las fuerzas armadas, mucho después de que la Sociedad Civil se organizara y salvara miles de vidas de las que ni Televisa ni TV Azteca van a hablar. “El miedo no anda en burro” dicen, el miedo del Gobierno no es gratuito, vale más perder votantes ahora que dejarlos seguirse salvando. Si bien es cierto que las fuerzas armadas han salvado vidas, sobre todo las fuerzas caninas, no es menos cierto que los militares están comenzando ya la rapiña y el saqueo, son ellos los que están viendo qué sacar de los edificios a punto de caerse, o de los cadáveres que trasladan. Son ellos los que están evitando que la Sociedad Civil lleve la ayuda recolectada a centros de acopio Civiles, están interceptando la ayuda para llevarla a los centros gubernamentales, donde está siendo embolsada con la respectiva marca partidista que negociará o venderá la ayuda. PRI, PAN, PRD, etc… la única diferencia es el color y las siglas, todos están velando por su interés y por apaciguar a la Sociedad Civil; los soldados y marinos sólo reciben órdenes de la patria que tienen en turno.

Si bien la población tiene miedo (tenemos miedo) de otro temblor, de todos los daños que causó éste y de los horrores que aún no acaban, es evidente que el Gobierno tiene miedo ¿qué pasaría si todos los que hoy están unidos se unieran también para sacar a diputados, senadores, alcaldes, y cualquier funcionario público corrupto e incompetente? ¿Qué pasaría si todos los hoy solidarios por fin demostraran unánimemente su parecer en las elecciones? ¿Si nadie, ni uno solo de todos los que hoy están trabajando desinteresadamente, dejara comprar su voto por doscientos pesos, el bulto de cemento o la despensa en turno? El temblor de 1985 y el del 2017 estremecieron  al DF, pero la reacción de la gente está haciendo que el Gobierno se estremezca de verdadero miedo.

Así como el soldado y el marino están armados y respaldados por el Estado, porque es a los políticos a quien juran servir y no al pueblo, el político está confiado en ser eterno intocable por su fuero y la magna impunidad que rige actualmente, los primeros sólo siguen órdenes de los segundos, los segundos, son conscientes de la fuerza que la Sociedad Civil, pese a todo, tiene, y harán todo lo posible porque esa fuerza desaparezca lo antes posible.


A diferencia de la patria del político y del que milita en las fuerzas armadas, la patria del Ciudadano no es chaquetera, y todo ciudadano, incluyendo el naturalizado (sino es que él primero), tienen bien claro que la patria, más allá de un spot publicitario, de un fuero y de la manipulada historia patriotera, se llama y es México, y es por ella, y por la vida misma que la gente sin partido y sin nómina gubernamental está dejando todo en la calle. 

Pareciera que hay esperanza de un mañana mejor... de una patria no militar, ni gubernamental, sino (re)construida por los que hoy no ganan nada y lo dan todo.